La humanidad ha usado diferentes materiales para su aseo personal. Fueron los chinos (por supuesto!) los que en el siglo II AC diseñaron un papel específico para el aseo íntimo. Los elementos de la naturaleza han servido para este fin: Los hawaianos, corteza de coco; los romanos, esponja de mar unida a un palo de madera. Los antiguos griegos, arcilla y piedras.

Habitantes de zonas húmedas usaban musgo y los de zonas frías, nieve, mientras que los de zonas costeras se aseaban con algas. Los nobles franceses usaban pedazos de seda. En Europa en el siglo IX se limpiaban con hojas de lechuga y en el siglo XVIII se comenzó a usar el periódico para este fin. Los colonos en Norteamérica usaban mazorcas de maíz. 

Hay también culturas que de plano y aun hoy en día usan la mano izquierda para asearse…si…la mano!!! Y luego la sumergen en un baldecito de agua. Esto ocurre en la India, en Tíbet y también es un uso y costumbre de los musulmanes.

En 1857 Joseph C. Gayetty lanzó al mercado el “papel medicado Gayetty”, Eran hojas hechas con fibra de manila, aderezadas con aloe, las cuales eran vendidas como anti hemorroides. Sin embargo, su invento fue un fracaso total.

A principios del S XX los norteamericanos se encargaron de desarrollarlo hasta la versión que conocemos en nuestros dias.

Hoy en día existe el debate de que tan sustentable es su uso, ya que requiere de la tala de muchos árboles y de miles de litros de agua para su fabricación. Además al ser lanzado al inodoro puede no ser muy biodegradable y causar problemas en las tuberías.
También está la cuestión del uso de cloro para blanquearlo y la gran cantidad de químicos para perfumarlo y suavizarlo.

La opción en muchos países asiáticos que esta siendo copiada por las personas que quieren llevar un estilo de vida más verde es el uso del inodoro con bidet o con manguerita a un lado del WC, es decir: limpiarse con chorro de agua y luego secarse con una toalla pequeña de tela.

Si no se cuenta con el bidet por su costo o con la manguera, se puede utilizar una botella de plástico con atomizador eficiente. Y podemos preparar esta solución de agua agregándole quizás un poco de vinagre, un poco de aceite de almendras, quizás unas gotitas de aceite esencial de lavanda.

Finalmente existe también la alternativa de usar toallas de bambú. El árbol de bambú crece en 4 años mientras que un árbol convencional tarda de 20 a 50 años para cortarse.

Si somos conscientes de reducir su uso el uso del papel higiénico convencional y no lo desperdiciamos, ayudaremos a frenar la deforestación, el contaminante proceso de su fabricación y los costes de transporte, entre otros factores responsables de la profunda huella de carbono del papel convencional.