Las metáforas son potentes recursos didácticos que se utilizan en ecología emocional. Consiguen penetrar en partes de nuestra mente a las que no podemos acceder mediante argumentos racionales.
Se aplican en diferentes ecosistemas con excelentes resultados:
- en la educación (familias y escuelas)
- en la formación de profesionales de coach y en estudios de postgrado
- en el modelo de OrganizacionesEmocionalmente Ecológicas donde se trabaja la calidad emocional en empresas y organizaciones
- en el ámbito salud y ámbito social, para formar a profesionales que acompañan procesos de integración, enfermedad, pérdidas, etapa final de la vida….
Si una imagen vale más que mil palabras, una metáfora, unida a la comprensión de su significado y al entrenamiento, vale una vida más feliz. Hoy compartimos dos de ellas.
1. LA CASA DE LAS EMOCIONES
La mente racional, repleta de informaciones, ruidos, pensamientos, juicios… puede imponerse y ahogar tus emociones, que son las que te avisan acerca de cómo te relacionas contigo mismo y con el mundo que te rodea. Ya hemos dicho con anterioridad que las emociones nos informan, que no son buenas o malas. Más bien son agradables cuando actúas de forma inteligente y adaptativa, y desagradables cuando obras en contra de la vida. En este caso te penalizan para que revises tus conductas. Como toda casa, necesita cuidados, un buen mantenimiento y atención.
2. ICEBERG
Como sucede con un témpano de hielo, tal vez solo veas una pequeña parte de la realidad total. No creas que lo que ves es todo lo que hay. La creencia a veces nos ciega y nos impide ver con el corazón. Es importante que recorras tus territorios interiores y reconozcas tus cualidades, aptitudes, actitudes, creencias, deseos, sueños, expectativas, recuerdos y potencialidades. Aprender a ver más allá de lo evidente es parte de tu camino de crecimiento personal.
Soy Alicia Michel, Master en Ecología Emocional. Puedes escribirme a ecoemociones @gmail.com
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