La tristeza es una emoción básica, normal y necesaria. Surge cuando ha habido alguna pérdida en nuestra vida. Durante un tiempo indeterminado, corto o largo, nos sentimos sin ganas de hacer cosas. Es parte de nuestro equipaje vital.
Parece nos desconectara del flujo de la vida y nos quedáramos al margen en la frontera de todo y de todos, sin fuerza sin aliento. Es parte de esos ciclos de crecimiento y reposo, ciclos de vida y de muerte, de actividad y pausa.
Dale tiempo a la tristeza
Debemos permitirnos sentir tristeza y es importante no impedir a los demás que la sientan. Evitemos decir: no estés triste!, porque eso no ayuda a quien se siente triste. Es mejor decirle: «¿hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?» acompañarle, estar a su lado.
La tristeza provocada por una pérdida irreparable puede darnos una pausa para fijar nuestra atención en lo que hemos perdido, reparar la energía gastada en el proceso requiere de tiempo para hacer «el duelo» correspondiente, hacer los reajustes necesarios que precisemos antes de iniciar nuevas empresas o continuar nuestro camino.
Debemos escuchar bien a la tristeza porque nos aporta información muy valiosa sobre nuestra vida y nuestras relaciones. Recordemos que no hay emociones buenas o malas, que éstas nos informan. La tristeza es una emoción útil y necesaria. La depresión NO lo es y nos reporta ya una patología.
A la tristeza hay que darle su tiempo, vivirla. Un buen día comprobaremos que el «tiempo» ha despejado y el «sol» luce de nuevo.
Soy Alicia Michel, Master en Ecología Emocional. Puedes escribirme a: ecoemociones@gmail.com
Hasta la próxima!